jueves, junio 01, 2006

Sueño mundialista de las hermanas Chang

Fedosy Santaella


Y salieron los jugadores al campo, en pantaletas. Pero no unas pantaletas normalitas, no. Eran pantaletas sabrosotas, de esas que a los hombres nos gustan. Rojas, negras, con encajes, arabescos, volutas, puntos y comas. Unas eran hilos dentales y algunas hasta decían por delante "no soy sobre postal, pero me puedes pasar la lengua". ¡Ah, y las mujeres deliraban! Ahora no sólo les veían los piernones a los jugadores, sino que también les veían las nalgas. Porque así es, las mujeres –y esto ya es un lugar común- se vuelven delirantes fanáticas del mundial con el sólo fin de bucear las piernas de los jugadores – y ahora las nalgas.

(Si me permiten un apartado: Le propongo a la empresa Panini que para el mundial que viene –o incluso desde ya- saque un album de piernas y nalgas de jugadores de fútbol. No me cabe duda de que será un exitazo, sobre todo entre mujeres, enclosetados, declarados y operados.)

Ahora volvamos al partido inaugural en el Olimpiastadion (capacidad 74.220 espectadores), donde se hallaban todos, absolutamente todos los jugadores de todos los equipos (pues el contrato así lo exigía), cantando la Canción de la Alegría, letra y música de Beethoven... ¿Pero ya va, cuál contrato?

Ah, sólo he de decir que en la tienda y frente al televisor, las hermanas Chang sonreían (ellas, como es obvio, fueron las propulsoras de la idea de las pantaletas mundialistas, pues mujeres hechas y derechas son y su corazoncito tienen.) En el mejor puesto del estadio berlinés, los hermanos Chang, también sonreían, pues nuestros mecenas veían la parte monetaria del asunto, y la sabían lucrativa.

¡Qué maravilla de contrato! ¡Qué espléndido ese patrocinio que hizo salir a los mejores jugadores del mundo en pantaletas, y que logró que la malla de la portería estuviera conformada por pantaletas entretejidas! Un patrocinio de miles de millardos de dólares producto de los negocios increíbles de los hermanos Chang; un patrocinio inexorable que convirtió a la pelota en un amasijo de pantaletas, y que llevó a los fanáticos a usar en la mollera pantaletas con los colores de cada equipo en lugar de sombreos de clown.

Pero el cuento no termina aquí. Resulta que las pantaletas se pusieron de moda. Y todo el mundo empezó a andar en pantaletas. Y esos días fueron una maravilla, el comienzo de la gloria, porque entonces no sólo las mujeres disfrutaban de las nalgas y las piernas de los jugadores, sino que los hombres disfrutaban también de las piernas y las nalgas de las mujeres. Y Alemania se llenó de pantaletas divinamente encajadas en los cuerpos de hombres, mujeres, niños y recién nacidos.

Hasta las neo nazis anduvieron en pantaletas. Claro, con esvásticas dibujadas en ambas nalgas. Y al mover las nalgas las bellas neo-nazis, uno que las observaba podía decir: "una esvástica pa’ti, otra esvástica pa´mí". Y fue hermoso, porque a todo el mundo le provocó -hasta a los judíos- andar en pantaletas y con esvásticas en las nalgas, que eran símbolos nazis y, antaño y en otras culturas, símbolos de paz y amor. Pero no sólo les provocó, sino que al final todos fueron nazis, y al ser todos nazis el nazismo dejó de existir (así como todos somos humanos, y hemos dejado de ser humanos de tan humanos que somos.)

Y como las modas son un virus, fuera de Alemania se impusieron por igual las pantaletas y las esvásticas. En Venezuela, unas señoras, arrechísimas, salieron a protestar, mas no por el decoro sino porque decían que ellas habían sido las primeras en sacar a relucir las pantaletas por aquellos días de manganzonería colectiva, llamados por algunos "Paro Cívico Nacional" y por otros "Sabotaje contra la Revolución Bien Bonita". Total, que nadie les paró con su cuento del paro y, un día, hubo una cadena de televisión nacional, y el Presidente de ese país salió en pantaletas, junto a sus ministros, jueces y diplomáticos, agarrados todos de las manos de los factores de oposición, también en pantaletas. Y así fue cómo llegó la paz mundial al mundo, y el Anticristo se jodió, como también se jodieron el nazismo, el fascismo, el nacional socialismo, el comunismo, el imperialismo, el racismo, las teocracias radicales, y hasta la democracia. Todo esto gracias a las pantaletas de las hermanas Chang y a la esvástica. Ah, el fotógrafo aquel balurdo que tomaba fotos de gente desnuda se murió de la envidia y lo enterraron vestido.

Pero todo acabó cuando las hermanas Chang despertaron, y no pudieron soñar más. Una cliente acababa de entrar, y debían atenderla.

3 Comments:

Blogger Ophir Alviárez said...

Inevitable sonreír ante las imágenes que alborotan la creatividad, otra vez.Ocurrente, bien hilvanado, casi que provoca salir en pantaletas...

Ahora dime, realmente "esas" son las que le gustan a los hombres??

Curiosa,

OA

9:24 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Fedo, creo que saldré en pantaletas a la calle.

tito

4:52 a. m.  
Blogger Fedosy Santaella said...

JAJAJAJAJA, el gran Tito.
Saludos, man.
Un abrazo.

Querida Ophir, las pantaletas todas, con tal que no sean viejas y huelan fuchi.

3:21 p. m.  

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